En las próximas décadas, la humanidad necesitará producir una mayor cantidad de alimentos, la FAO ha estimado para el 2050 una demanda de proteína animal del doble de lo que se produce hoy.

El crecimiento mundial de la demanda de proteínas animales, si se quiere decirlo de alguna manera, ha sido por lo menos irreflexivo, porque no se puede sostener en el tiempo ya que afectará el equilibrio biológico del planeta.

Los consumos de carnes blancas, rojas, leche, y huevos cada son mayores, a más del tema cultural de los países y regiones, en algunos casos llega a ser la proteína más barata sobre la mesa diaria, consumos empujados por los países en desarrollo en donde los hábitos per cápita tienen aun espacios de crecimiento, destacándose que países en vías de desarrollo son de enormes niveles poblacionales, como China, India, Brasil, etc.,  sociedades que se van enriqueciendo incrementando sus consumos.

El comercio y sus formas se ha desarrollado de una manera tal que hoy a través de tratados comerciales los países expanden su crecimiento de la producción de proteína animal por el mundo, haciendo gala de su competitividad sobre los sectores de otras latitudes que no pueden producir a costos bajos.

La carne de pollo y de cerdo representa el 70% de toda la carne elaborada en el planeta.

Para finales de esta década se estima que el consumo de carnes de aves y cerdo llegue a ser el 20% del total de la proteína consumida y la leche más del 10%. La producción de carne de pollo y de cerdo representa el 70% de toda la carne elaborada en el planeta.

Muchas organizaciones ambientalistas están empujando la reducción del consumo de carne en países desarrollados, que pareciera tienen una gula sinfín, cuando hoy comen cantidades de proteínas poco imaginables en el resto de la población mundial. Greenpeace por ejemplo viene luchando para que en 2050 se reduzca a la mitad la producción animal, en vista que hoy un 15% de las emisiones de efecto invernadero son atribuibles a las explotaciones animales. Se ha llegado a comparar que las 20 empresas productoras de carne más grandes del mundo, emiten más gases de efecto invernadero que algunos países industrializados como Japón.

Para prolongar unos años la sostenibilidad del consumo de proteínas animales, hay que trabajar en muchos frentes, como: Genética, aportando animales más eficientes; Cereales y oleaginosas de mayor rendimiento por hectárea; Una mayor cantidad de estudios nutricionales; Mejores instalaciones en las explotaciones que permitan aprovechar los gases generados en formas de energías; Utilizar áreas no aptas para la siembra;  Controlar la pesca, que para la siguiente década llegará a los 200 millones de toneladas de capturas, y destinarla exclusivamente para el consumo humano directo.  Políticas gubernamentales que apoyen la investigación y el desarrollo productivo eficiente.

Gerente General

Jorge Susá Talenti

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